Durante los últimos cuatro años, desde que fue detenido por Saúl “Canelo” Álvarez, Billy Joe Saunders no ha pasado una sola noche sin revivir una y otra vez el doloroso final de aquella pelea antes de poder conciliar el sueño.
Fue el 8 de mayo de 2021, en el AT&T Stadium de Arlington, Texas. Saunders entró al combate más importante de su vida, el punto culminante de más de dos décadas de sacrificios. Se sentía cómodo esa noche, sorprendido por el éxito que estaba teniendo ante el mejor libra por libra del planeta.
Pero todo cambió a la mitad del octavo asalto. El zurdo intentó conectar un gancho de izquierda, pero Canelo esquivó inteligentemente hacia atrás y lanzó un uppercut demoledor con la derecha. El impacto causó múltiples fracturas orbitales en el ojo derecho de Saunders.
Con el rostro destrozado, Saunders (30-1, 14 KO) aguantó hasta el final del round, pero su esquina decidió no dejarlo salir al noveno.
“Recuerdo a la gente diciendo ‘Billy Joe se rindió, que esto y lo otro’,” relata el boxeador de 35 años a The Ring. “Pero fue mi esquina la que detuvo la pelea. En mí no existe ni una pizca de rendición. Pero te queda esa marca, te preguntas: ‘¿Es eso lo que la gente piensa de mí?’”
Tras aquella derrota, Saunders desapareció del mundo del boxeo. Lo que eran semanas se convirtieron en años. No fue visto en eventos, ni en entrenamientos, ni en los medios. Recién en abril pasado, cuando acompañó a Conor Benn en su pelea ante Chris Eubank Jr., se lo volvió a ver en un entorno boxístico.
Durante ese tiempo encontró refugio en su familia, entrenando a algunos profesionales y disfrutando de sus caballos. Pero en el fondo, la herida seguía abierta. Ninguna de esas actividades llenaba el vacío que había dejado el boxeo.
“Jamás se me pasó por la cabeza que estaba retirado,” admite Saunders. “Solo me tomó mucho tiempo procesarlo. Había construido toda mi carrera hacia esa pelea. Y estando ahí, pensaba: ‘¿Esto es todo?’ Lo había idealizado tanto... Canelo me detuvo en ocho asaltos. No digo que no sea bueno. Es probablemente el mejor de su generación. Pero, sinceramente, no lo sentí así en el ring.”
“Me sentía competitivo... y de repente todo terminó. A veces pienso: ‘¿Por qué justo esa noche tuve que lesionarme, cuando en 30 peleas anteriores no me pasó?’ Sé que no estaba superado. Nunca me sentí fuera de nivel.”
Esa pelea lo persigue hasta hoy. "La pienso todas las noches." Y según él, hay solo una forma de liberar a esos demonios internos: volver al ring.
Esta vez, dice, va en serio. Se fue a Tailandia con boleto de ida para entrenar a fondo, bajó 50 libras y volvió a entrenar con regularidad. Es la primera vez desde 2021 que su regreso parece realmente posible, con un rayo de luz al final de aquel túnel oscuro.
“El primer año después de la pelea solo quería disfrutar. El segundo, algo de gimnasio, pero estaba entre ‘¿lo hago o no?’ Subí mucho de peso. Llegué a las 18 piedras [más de 250 libras]. El tercer año fue solo para intentar volver a parecer boxeador.”
“La vida sin boxeo es más difícil de lo que imaginé. Y te soy honesto: no sé si algo podrá llenar ese vacío. Aunque vuelva y haga 10 peleas más, cuando me retire otra vez, no sé qué lo va a llenar.”
“Intentar llenar ese vacío me hizo tocar fondo como nunca antes. Uno se dice: ‘Bueno, salgo una semana’, o ‘Me voy de vacaciones con los niños’, o ‘Compro más caballos’. Pero nada de eso llena ese hueco. Y eso te hace pensar. Es triste. Antes veía a gente como Ricky Hatton, Joe Calzaghe u Oscar De La Hoya y pensaba, ‘¿Qué les pasa?’”
“Ahora lo entiendo. La gente solo intenta llenar ese hueco. Yo hago esto desde que tenía cinco años. Y es un vacío muy, muy grande.”
Saunders no ha encontrado nada que lo libere de sus pensamientos. A pesar del paso del tiempo, no ha podido superar lo ocurrido. Por eso planea volver. El excampeón del mundo en peso medio y supermediano ya se ha reunido con su promotor de siempre, Frank Warren, con la idea de regresar en septiembre, en peso semipesado (175 lb).
“Necesito hacerlo por mí. No por títulos, ni por fans, ni por televisión. Por mí. Mi meta más grande sería ser campeón mundial en tres divisiones, pero primero hay que volver y ver cómo estoy.”
“Si subo al ring y me apalean, entonces podré decir: ‘No fue por X o Y. Simplemente fue tarde.’ Y eso lo podría aceptar. Pero si hago todo bien, y sé cómo me siento, estaré bien. Nunca he ido a la lona, ni en 86 combates amateur, ni en 31 como profesional, ni siquiera ante Canelo. Estoy fresco.”
“Voy a reunirme con George y Frank Warren nuevamente para trazar el plan. Pero lo principal es tener un objetivo claro.”
“Tengo que fijarme una meta y cumplirla. Hacerlo por mí mismo. No por los fanáticos, ni por la televisión, ni por promotores, ni managers. Por mí. Porque al final del día, soy yo quien tiene que mirarse al espejo. Soy yo quien tiene que dormir cada noche.”