En algún momento, todo boxeador enfrenta una prueba de fuego. La forma en que responda a las primeras señales de resistencia puede decir más sobre un nuevo profesional que diez victorias fáciles por nocaut.

Aaron Bowen apenas lleva seis peleas como profesional, pero el peso mediano de Coventry, Inglaterra, ya ha demostrado su corazón y determinación.

Bowen (6-0, 4 KOs), dos veces campeón nacional y medallista de bronce en los Juegos de la Commonwealth 2022, no ha tenido la transición cómoda al profesionalismo que suelen disfrutar otros amateurs consagrados.

El púgil de 26 años ya tuvo que superar una grave lesión de cadera y pasó meses combinando su entrenamiento con trabajos como podador de árboles y técnico de eventos.

Dentro del ring tampoco lo ha tenido fácil: todos sus rivales profesionales han llegado con récord positivo, y su gusto por la pelea ha convertido lo que podrían —y quizá deberían— haber sido victorias rutinarias en espectáculos vibrantes y emocionantes. Incluso se levantó de la lona para imponerse en una guerra de cinco asaltos contra James Todd.

Este fin de semana Bowen se medirá en Belfast al argentino Carlos Ronner (7-5, 2 KOs), en la cartelera de la pelea por el vacante título mundial wélter FIB entre Lewis Crocker y Paddy Donovan, transmitida globalmente por DAZN.

“No puedo esperar para llegar a los títulos de Midlands, Inglaterra y Gran Bretaña porque creo que ahí se verá lo mejor de mí”, dijo Bowen a The Ring.

“Viniendo de un nivel amateur tan alto, estas peleas ahora son solo de aprendizaje y no puedo esperar a mostrarle a la gente lo que puedo hacer. Si aún no me conocen, lo harán. Solo tengo que ser paciente, mantenerme enfocado y seguir aprendiendo en cada combate.”

Los dos primeros años de la carrera de Bowen han sido emocionantes e impredecibles, pero él sabe que no es una fórmula sostenible. Ya ha probado que no se arruga cuando las cosas se complican, pero si quiere triunfar en el nivel de títulos mayores, ese espíritu guerrero debe ser su recurso de emergencia y no su plan principal de ataque.

No se espera que contra Ronner se limite a usar el jab y asegurar una victoria conservadora, pero Bowen sabe que ha llegado el momento de apostar más por sus recursos técnicos. Al menos, por ahora.

“De eso se trata esta próxima pelea”, afirmó.

“Queremos mostrar un poco de habilidad y paciencia. Enseñar mi clase, pero también meter golpes duros. La emoción siempre va a estar, es mi estilo, así entreno.

Pero debo ser más inteligente a medida que subo de nivel —también por longevidad—, aunque siempre sé que puedo ir a la guerra si hace falta. Esta vez quiero conseguir una victoria controlada, lucir bien y con calma.”

Las rivalidades siempre han sido motor del negocio, pero en la era moderna del boxeo profesional, donde una discusión encendida o un clip viral pueden catapultar a un peleador del anonimato a un rol estelar, se han vuelto cruciales.

Muchos jóvenes prefieren evitar comparaciones o enfrentamientos tempranos, optando por consolidar primero su perfil. Bowen no es uno de ellos.

Afortunadamente, tiene varios rivales naturales. En 2022, su semifinal contra Taylor Bevan fue declarada la mejor pelea de los Juegos de la Commonwealth. Bevan ha impactado de inmediato como profesional, mientras que otros rivales amateurs de Bowen —Ramtin Musah y Conner Tudsbury— también han dado sus primeros pasos en el boxeo rentado.

“Me gustan las rivalidades. Creo que yo, Ramtin, Taylor y todos los de nuestra generación crecimos viendo a James DeGale contra George Groves, Carl Froch contra Groves… la lista sigue. Eso fue lo que me metió en el boxeo, esas rivalidades domésticas británicas.

Me encantaría ser parte de eso, y creo que Taylor será uno. También está Ramtin. Puede que haya más. Está Tudsbury en semipesado. Me encantaría tener una rivalidad, un derbi y esa mega pelea por un título británico o europeo. Para eso estamos aquí, así que lo deseo.”